Y otra
Otra vez ese olor
esa sensación en la boca del estómago
ese conjunto de sonidos
el ruido de la vida siguiendo su curso sin mí.
Otra vez ese aire frío
esa sensación en la piel de la cara
que no logro despegar de la almohada
y que en un rato más cubriré con maquillaje para que no se me note el hastío.
Otra vez esa luz mañanera blanquecina
que me arranca del abrigo de la nocturnidad
donde transito vestida de pardo, ajena a lo imposible
en ella la mentira no existe y planeamos ir a París
y nos hacemos cosquillas
perfectamente ajenos a esta adultez
al sabor rancio de nuestras vidas mal construidas
al amargor perenne de los caminos que quizá no debimos transitar
tan mal diseñados que, por no tener, no tienen ni salida de emergencia.
Qué páramo, joder.
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