20170717

Día de la Lotería de Navidad, 2015

Hay muchas historias que podría contaros hoy: la de la chica que contenía el llanto frente a las cámaras mientras la entrevistaban tras tocarle la lotería, recordando lo mal que lo ha pasado económicamente estos últimos meses, o la del tipo que tuvo que salir a la caza del número que su mujer soñó durante la noche del 20 y que, atención, tocó (000943), o la del tipo que en la barra del bar comentaba que él también llevaba un décimo comprado en Roquetas, pero en otra administración, menudo susto. Sin embargo, no van a ser esas. Además, os debo una. Esta.
Voy a hablaros de un español que emigró, que seguramente no jugaba a la lotería porque no volvía a casa por Navidad. Fue de los que marcharon a los países más libres de Europa en los tiempos en que en España el luto duraba toda la vida. Este señor en concreto se fue a Suiza, cerquita de la frontera con Francia, tanto que los paseos vespertinos consistían en ir a por filetes, que estaban a mitad de precio, a la nación gala. Pertenecía a una generación en general menos formada académicamente que las que poblamos ahora las redes sociales, y sin embargo eran grandes trabajadores y les querían y cuidaban en sus empresas, lo que no estaba nada mal si lo pensamos bien. Que levante la mano el que considere hoy que su empresa le trata no ya como de la familia, sino bien. Nadie. Y eso tras tanto estudiar. Sin comentarios.
En fin, nuestro personaje de hoy estuvo muchos años en ese país, supongo que pasó momentos de todo tipo aunque tengo un dato que me hace creer que ni tanto, sospecho que fue un hombre sencillo y hasta simple. Me lo imagino vestido de pana marrón, con boina, bigotudo y fan de las buenas mozas. Falleció hace pocos años y descansa en su tierra española, la que lo vio partir, la que vivió su ausencia, la que lo sintió regresar, la que lo abriga ahora y la que lo recuerda sin saberlo. Sin saberlo, sí. Este señor inspiró un personaje de ficción muy conocido en nuestra España más cañí. ¿Cómo? ¿Quién?, os preguntáis sin duda. Resulta que, en aquellos paseos por la frontera franco-suiza, coincidía con José Luís Moreno. Sí, sí, ese señor que habitó los programas de fin de año durante décadas y que gusta de meterle la mano por la espalda a muñecos. A uno en particular. El protagonista de hoy es… ¡Macario!

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