Mi protagonista de hoy tiene nombre, pero me lo voy a ahorrar. Es topógrafa, ejerció durante tiempo y gracias a ello mantuvo a sus dos hijos tras mudarse de ciudad al separarse de uno de esos machos sin cojones. De pronto, la empresa cerró. De pronto, un mal día no se sintió bien y el médico le dijo que tenía una enfermedad degenerativa, incurable. Tuvo que ceder la custodia de sus hijos al macho, tuvo que irse a vivir con sus padres. La casa en la que un día habitó con sus hijos está vacía, el destino los separó y los largó de allí. De cómo les va a los niños con el macho no sé nada, supongo que la sensación de victoria sobre la ingrata que lo abandonó supo bien durante un tiempo y ahora la rutina habrá normalizado esas vidas. En cuanto a ella, sigue enferma y mantenida por sus padres jubilados.
La mierda planea sobre nuestras cabezas, no sé si es cuestión de manejo de capote o purita suerte que te asignan los astros al nacer, lo que está claro es que la vida se puede torcer de pronto y que de algunas es bastante complicado salir. En estas fechas tan lúdicas que nos abochornan a base de olas de calor, os invito a pasarlo aún mejor de lo que teníais planeado, a empezar a ahorrar para ese proyecto que veis cuando cerráis los ojos pero con el que no os habéis atrevido hasta ahora, a buscar para encontrar, a amar para ser amados, a mirar adelante, a aprender de lo que quedó atrás, a vivir. ¡A vivir!
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