20170218

Andreas Ottensamer: clarinete y la Escuela de Mannheim


New Era es el nombre del tercer disco que el joven clarinetista Andreas Ottensamer publica en solitario. Tras Portraits en 2013 y Brahms: The Hungarian Connection en 2015, New Era nos transporta a la Alemania del siglo XVIII, cuando el clarinete ya tenía un sitio en la orquesta de la Escuela de Mannheim y desde allí se proyectaba al resto de Europa, incorporándose de manera gradual al resto de orquestas del continente.

Resulta gratificante ver a los jóvenes profesionales de la música clásica acercándola al gran público con el estilo y personalidad de Andreas. Este joven vienés transmite su amplia cultura musical con frescura, normalizando un campo que ha sido percibido durante mucho tiempo como elitista, sobre todo en algunos países donde aún no se ha universalizado el aprendizaje de la música, viéndose todavía como una habilidad más para salones de postín que como parte imprescindible de la educación de cualquier persona.

La historia a la que nos acerca New Era avala ese hecho. Si nos retrotraemos a aquellos años de la segunda mitad del XVIII de la mano de Ottensamer, descubrimos que en Mannheim apostaban fuerte por la música y su orquesta era la mejor de la época, con propuestas innovadoras y un público entregado a aquellos tipos tan transgresores. Cómo sería la cosa, que el mismísimo Mozart quedó deslumbrado y escribió a su padre con entusiasmo sobre ello, y en particular sobre el clarinete: "¡si al menos tuviésemos clarinetes en la orquesta! No imaginas el maravilloso efecto que flautas, oboes y clarinetes producen en una sinfonía. En mi primera audiencia con el arzobispo le hablaré de ello y le haré algunas sugerencias" (carta fechada el 3 de diciembre de 1778). No solo hizo eso sino que escribió el concierto más universalmente conocido para clarinete y orquesta, el K622, catapultando el instrumento al Olimpo del viento, donde sigue reinando en nuestros días.

Sin embargo, antes de que ese increíble concierto saliese de la pluma del genio Amadeus, otros habían sido ya escritos. Johann Stamitz, el padre de la Escuela de Mannheim, y luego su hijo, Karl Stamitz, produjeron obras de una modernidad pasmosa que Andreas Ottensamer interpreta con su personal estilo de tocar el clarinete, tan despejado, tan elegante, dominando los distintos registros del instrumento con total maestría, obteniendo así un sonido que lo distingue de otros intérpretes. Cuando escuchas a Andreas Ottensamer sientes cómo va poniendo en tus manos un trocito de alma de la obra y de la suya propia con cada nota. Esa generosidad en música es lo que diferencia a los buenos músicos de los grandes.



En la recopilación del disco no faltan dos piezas de Mozart, en las que aparece a la flauta Emmanuel Pahud, compañero de orquesta en la Filarmónica de Berlín, donde Ottensamer es clarinete solista. Como bien apuntaba el genio hace 239 años, flauta y clarinete empastan de maravilla. Completan la selección un concertino y una fantasía firmadas por Danzi, apareciendo en el primero Albrecht Mayer, también compañero de la Filarmónica berlinesa, tocando el cuerno inglés. La parte orquestal del disco corre a cargo de la berlinesa Kammerakademie Potsdam.

La reivindicación de lo que la libertad de expresión, la confianza en el ingenio en cada momento de la historia y el apoyo a los que se atreven a cruzar la línea e ir más allá no ha de faltar nunca para poder seguir mejorando como sociedad. Eso es New Era, y lo presenta uno de esos talentos de nuestra época al que merece la pena seguir la pista. ¡Como para perdérselo!

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